jueves, 28 de enero de 2010

El Felgueroso y el Esperanza fueron los últimos cines, del casi medio centenar que hubo en la comarca, que resistieron hasta la apertura de las multis

«La cola de esta noche no tiene final, dos horas confiando que no colgarán, dichoso cartelito de completo está el local». La primera estrofa de la canción 'El cine', de Mecano, no hacía más que reflejar la realidad que se vivía antaño a la hora de ir al cine, largas colas esperando que la taquillera iniciase la venta de localidades. El cine se había convertido en una tradición dominical que arrastraba masas para ver a los artistas de Hollywood en las pantallas.
En las cuencas mineras no era una excepción. De hecho, tanto el Nalón como el Caudal contaron con casi medio centenar de salas de cine que se apagaron finalmente en 2002. El último en cerrar sus puertas fue el cine Esperanza, de Mieres, que lo hizo en junio. Unos meses antes, concretamente en febrero, lo hizo el Felgueroso, de Langreo. Ambas salas convivieron durante muchos años como la única oferta cinematográfica de las cuencas mineras, pero no pudieron hacer frente a la crisis del cine.
Una crisis que se alargó durante tres años hasta que abrieron los Artesiete Nalón, descendientes de la nueva generación de multisalas en centros comerciales, que marcaron un antes y un después en la era del séptimo arte. Pero el Caudal no se quedó huérfano mucho más, ya que la inauguración del centro comercial Caudalia, en Mieres, prometía la llegada de nuevas salas de proyección. Y así fue, a mediados de 2007, los mierenses estrenaron nuevos cines.
Pero la historia cinematográfica de las cuencas arrancó mucho antes, concretamente en 1908, cuando el teatro Vital de La Felguera (Langreo) ofreció su primera sesión. El cine se convertía así en un nuevo entretenimiento para la población, que les permitía desconectar de la vida diaria a través de historias inimaginables. Tal fue su éxito, que los cines comenzaron a extenderse rápidamente por los pueblos del Nalón y el Caudal. Cines como La Peñamayor, en Barredos; el Aurora de la Hueria; el Maxi, en Pola de Laviana; el Maripeña, en La Felguera; o el Vital Aza, en Pola de Lena, que ahora sólo se encuentran en la memoria de los vecinos. Afortunadamente, no todas estas salas corrieron igual suerte, y algunas de ellas fueron recuperadas como teatros municipales, caso de los dos últimos. Así, el Maripeña renació convertido en el teatro Langreo, mientras que el Vital-Aza hizo lo propio en Lena.
Por otro lado, los núcleos más poblados llegaron a sumar varios cines que estuvieron en funcionamiento al mismo tiempo, dado su éxito. Así, La Felguera contó no sólo con los citados Vital y Maripeña, sino que también coexistieron el Pilar Duro, el Astur y el Covadonga. Sama de Langreo tampoco se quedó atrás, allí se encontraba el teatro Victoria, el Rozada y el ya citado Felgueroso.
Por su parte, los vecinos de San Martín del Rey Aurelio todavía recuerdan los cines Capri, Virgina, Sindical, Colón y Vital, que se encontraban distribuidos entre Sotrondio, Blimea y El Entrego.
La cuenca del Caudal, por su parte, también contó con un nutrido número de salas. De hecho, todos los pueblos contaban con un cinematógrafo para la proyección de películas hasta que estalló la Guerra Civil.
Una vez pasada esta contienda, las salas fueron viendo amenazada su existencia durante el medio siglo restante, aunque algunas de ellas sobrevivieron durante largo tiempo. Así, Lena contó en sus últimos años con dos salas de cine que tuvieron que cerrar sus puertas y algo parecido ocurrió en Moreda, cuyo único cine, el Carmen, se vio obligado a echar el cierre por la ausencia de público.
Emblemáticos
Mieres contó con varios cines emblemáticos como el Capitol o el Pombo, sin olvidar al ya citado Esperanza. De ellos, el único que se conserva, aunque cerrado, es este último, a la espera de que sus propietarios decidan darle un nuevo uso. De hecho, a diferencia de lo que ha ocurrido en Langreo o Lena, el Ayuntamiento de Mieres no mostró interés entonces por hacerse con este edificio, ya que contaba con el proyecto del auditorio Teodoro Cuesta, que hoy es todo un referente teatral en el concejo mierense.

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